
La salud de una logia masónica depende directamente de la coherencia que mantienen sus miembros entre los compromisos asumidos y su práctica real dentro del taller. Este principio fundamental articula los desafíos de integridad y adhesión que enfrentan las obediencias, los cuales se manifiestan principalmente a través de dos fenómenos: la deserción de los hermanos y los conflictos organizacionales, por un lado, y el olvido de los juramentos con el consiguiente deterioro ritual, por el otro.
La fraternidad debería abordar estas cuestiones mediante una reflexión constante y la aplicación de medidas preventivas que aseguren la vitalidad del trabajo iniciático.
Ausentismo y deserción
El ausentismo y la dimisión representan un desafío directo para la cohesión y la salud de las logias. Aunque la naturaleza discreta de la francmasonería podría dificultar el obtener estadísticas precisas, diversas fuentes mencionan que entre el 20 y el 30% (estadísticas europeas) de los nuevos iniciados estarían abandonando la Orden durante sus primeros años.
Este fenómeno surge a menudo porque muchos aprendices ingresan con expectativas no realistas, imaginando la logia como una red de poder, una fuente de sabiduría absoluta o una comunidad perfecta. Cuando descubren que el taller es, ante todo, un lugar de trabajo personal y no una solución mágica, la decepción puede conducirles a la renuncia.
Fouqueray subraya que muchos aprendices inician su camino con expectativas irreales acerca de la masonería. Él propone concebir la logia como un espacio de trabajo personal, en lugar de una solución mágica para todos los problemas de la vida. Le Dessin de Jissey : « Pourquoi les Francs-maçons abandonnent-ils avant l’arrivée ? »
Cosas de adultos
Otros factores que impulsan la deserción incluyen una falta de apoyo e instrucción adecuadas, tensiones interpersonales, desacuerdos filosóficos y la significativa carga de tiempo y energía que exige el compromiso de participar en las logias.
Crisis organizacionales, como disputas internas en la elección de un Gran Maestre o alertas sobre presuntas desviaciones, también erosionan la adhesión. Subyace a todo ello una pérdida de sentido, un «Gran Vacío» que experimenta el hombre moderno cuando olvida el eje de lo importante.
Integridad ritual y anosognosia
La integridad ritual sufre cuando un masón olvida sus juramentos, un estado que las fuentes identifican como anosognosia masónica. Se trata de una «enfermedad del alma» que afecta al obrero que no es consciente de su propio déficit y actúa mal, negando o ignorando su error incluso cuando resulta evidente para los demás hermanos.
Quien padece esta condición puede, estando de pie y a la orden, no respetar lo que prescriben los rituales y actuar de manera monocrática, forma caracterizada cuando se obra basándose únicamente en su propio criterio sin sentir vergüenza alguna. Cuando otro hermano le señala su equivocación, como emplear prácticas de un rito en otro contexto, el masón anosognóstico lo niega o se enfada, justificándose con argumentos insuficientes como apelar a que «nuestros predecesores lo hacían así». El primer síntoma de esta enfermedad es la «opinionitis», que surge cuando alguien, ante una duda ritual, avanza una respuesta con un «yo pienso que es así» carente de todo fundamento textual.
Medidas preventivas
La salud ritual y organizacional de la logia se asegura mediante la prevención, la educación continua y el estricto respeto a los textos fundamentales. Para mantener la integridad ritual, es crucial adoptar un silencio metódico ante la duda. En lugar de improvisar una opinión personal, se debe designar a un hermano para que busque metódicamente la respuesta correcta en los textos autorizados.
Todos los obreros tienen el deber de saber leer y comprender los rituales, leyes y normas. Las reuniones de formación, por ejemplo como las tenidas magnas, actúan como medidas preventivas contra el olvido de palabras y gestos esenciales, asegurando que cada tenida sea única y conforme a lo estipulad.
El hermano es capaz, estando de pie y a la orden, de no respetar lo que prescriben los rituales. Actúa de manera monocrática, según lo que él estima correcto, sin el menor rubor. L’ANOSOGNOSIE MACONNIQUE : QUAND L’OUBLI DES SERMENTS DEVIENT UNE MALAIDE DE L’ÂME
Un médico ahí
La buena salud de los hermanos y del taller mismo se cultiva mediante grupos de estudio, la presentación de planchas sobre los compromisos masónicos y la revisión periódica de las normas, comenzando por los landmarks y terminado por el reglamento de cada logia.
Del mismo modo, para gestionar las expectativas y fortalecer la adhesión, es necesario deconstruir las ilusiones iniciales y presentar la logia como un espacio de trabajo personal y crecimiento, transformando la posible decepción en una oportunidad de desarrollo. Finalmente, todo desacuerdo con los rituales o leyes debe canalizarse a través de los cauces establecidos, como alguna comisión ritual o los legisladores de la Obediencia, respetando siempre las autoridades y las normas vigentes mientras no se adopte un cambio formal.
