La regularidad masónica es el concepto que define la legitimidad de una Obediencia, establecido para poder formar parte de la Gran Logia Unida de Inglaterra (GLUI). Sus criterios, formalizados en 1929 en los «8 principos», exigen la creencia en un ser supremo, el juramento sobre un libro de la ley sagrada y la prohibición de debates políticos y religiosos. Este concepto marca una frontera en la masonería mundial: por un lado, la línea «regular» anglosajona, y por otro, la corriente «liberal» o «adogmática», que prioriza la libertad de conciencia y rechaza dichos dogmas, considerándolos contrarios a la esencia misma de la institución. Este artículo brinda además un panorama de la dispersión que caracteriza en la actualidad a las instituciones masónicas en Francia, fenómeno que también se registra en otros países como la Argentina.
De Fraternity (https://www.webfil.info)
Para tener una visión de conjunto de la masonería actual es necesario plantearse la cuestión de la regularidad masónica.
¿Qué es la regularidad masónica?
Remontémonos un poco en la historia.
La francmasonería moderna, llamada especulativa, nació en 1717 en Londres, cuando cuatro logias formaron la primera obediencia llamada Gran Logia de Londres, que en 1809 se convirtió en la Gran Logia Unida de Inglaterra (GLUI) tras lo que se conoció como la “querella de los Antiguos y los Modernos”, consecuencia de la creación de una obediencia disidente en 1751. Desde entonces se intuía que la historia de la masonería no sería un camino tranquilo.
La Gran Logia Unida de Inglaterra, la más importante con unos 600.000 miembros en el mundo, no ejerce otra acción internacional directa que la de otorgar, negar o retirar su “reconocimiento”. Es, en cierto modo, el Vaticano de la masonería mundial y, como Logia Madre, es la que concede la regularidad masónica a una sola obediencia por país. El cuidado escrupuloso con el que respeta y hace respetar los principios que ella fue la primera en codificar otorga a sus decisiones un peso y un prestigio particulares.
Landmark y condiciones de regularidad
Para ser reconocida como regular, una obediencia debe respetar los famosos Landmarks (hitos o linderos). La masonería anglosajona fijó en 1809 unas reglas, fuera de las cuales todo masón y toda obediencia son declarados “irregulares”.
El 4 de septiembre de 1929, la GLUI redefinió en ocho condiciones los términos según los cuales podía reconocer la regularidad de una Gran Logia extranjera. Desde entonces, la regla ha evolucionado. Algunos autores hablan de una regla en doce puntos (como en la Gran Logia Nacional Francesa – GLNF). Con matices, hoy las obediencias llamadas regulares exigen como Landmarks:
- La creencia en Dios, desde la fe plena en Dios hasta la simple creencia en la existencia de un Ser Supremo (invocación al Gran Arquitecto del Universo – GADLU).
- La presencia obligatoria en logia de un Volumen de la Ley Sagrada (Biblia, Torá, Corán, Granth, etc.), junto con la escuadra y el compás, las tres grandes luces.
- La prohibición de toda discusión política o religiosa en logia.
- La exclusión de toda presencia femenina.
- La prohibición de ceremonias o inter-visitas con obediencias que no respeten los cuatro puntos anteriores.
Estas obediencias se denominan a sí mismas “regulares”, es decir, legítimas, en oposición a las que consideran “irregulares”. La mayoría pertenece al grupo de obediencias reconocidas por la GLUI.
De los “Antiguos Deberes” a Anderson
Los Landmarks derivan de la masonería operativa, de textos fundadores como el Poema Regius (1390), el Manuscrito Cooke (1400) o los Estatutos de William Schaw (1598). Estos forman los Antiguos Deberes (Old Charges), impregnados de simbolismo cristiano.
Para el Gran Oriente de Francia (GODF), las Constituciones de Anderson (1723) son la referencia, no las modificaciones inglesas de 1738 y 1813.
Panorama masónico mundial y francés
El paisaje masónico mundial (PMM) se divide en dos grandes polos:
- Obediencias regulares (tradición).
- Obediencias adogmáticas y liberales (modernas, humanistas y sociales).
En el paisaje masónico francés (PMF) solo la GLNF (escisión del GODF en 1913) es reconocida regular. Sin embargo, coexisten obediencias de tradición como la Gran Logia de Francia (GLDF), obediencias adogmáticas como el GODF, obediencias mixtas como Le Droit Humain (DH), y otras originales como el rito egipcio de Memphis-Misraïm, el OITAR (Rito Operativo de Salomón), o el Rito Escocés Primitivo (1985). Más recientemente, surgió la Gran Logia Futura en 2022, en Niza. También se creó en 2022 el Gran Oriente de Córcega.
Se observa que la importancia de la masonería francesa crece cada año, mientras que disminuye en países anglosajones.
Escisiones y episodios históricos
La GLNF, tras la ruptura del GODF por el abandono del GADLU (1887), ha sufrido al menos seis escisiones. Desde 2000, se han creado unas veinte nuevas obediencias.
Dos episodios decisivos:
- 1877 – GODF excluye el GADLU: se modificó el artículo 1 de su Constitución, sustituyendo la referencia a Dios y al alma inmortal por el principio de libertad absoluta de conciencia. Las Grandes Logias anglosajonas rompieron con el GODF.
- 1913 – Nacimiento de la GLNF: dos logias disidentes del GODF fundaron la Gran Logia Nacional Independiente y Regular para Francia y sus Colonias, reconocida por la GLUI. En 1948 pasó a llamarse GLNF, única obediencia regular en Francia.
Desde entonces, existen dos masonerías:
- Liberal y adogmática, volcada en el progreso social.
- Regular, que mantiene la creencia en Dios como condición de pertenencia.
En 2012 surgió la Gran Logia de la Alianza Masónica Francesa (GL-AMF), escisión de la GLNF durante una crisis interna. Aunque buscó reconocimiento internacional, la GLUI restituyó su reconocimiento a la GLNF en 2014. Desde 2019, la GLDF y la GL-AMF mantienen un tratado de amistad, y también el GODF con la GL-AMF.
Regularidad y reconocimiento
En el siglo XVIII, el término “reconocimiento” designaba más bien el estatuto de cada hermano dentro de su logia, no una cuestión internacional. El reconocimiento entre Grandes Logias consistía en el intercambio de garantes de amistad.
Hoy, para la GLUI, solo una obediencia regular puede ser reconocida. Sin embargo, otras obediencias, como el GODF, mantienen tratados de amistad y doble pertenencia con obediencias afines en Francia y en el extranjero.
El hermano Pierre Pelle Le Croisa recuerda que en el fondo “no hay reconocimiento de obediencias, solo de hermanos”, mediante el rito compartido y la experiencia iniciática común.
Agrupamientos masónicos alternativos
- Masonería liberal adogmática: el GODF participó en el CLIPSAS, luego en la AMIL (1996).
- Agrupamientos por rito: la GLDF y la Confederación de Grandes Logias Unidas de Europa (CGLUE), con 23 obediencias en REAA.
- Masonería femenina: el CLIMAF, con 7 obediencias femeninas.
En 2018, había en Francia 48 obediencias, unas 189.000 masonas y masones en 7.000 logias; se estima en 200.000 el número real incluyendo logias clandestinas.
Conclusión
Desde 2015 se celebran los Encuentros Lafayette entre la GLNF y el GODF. En 2024, la octava edición abordó: “¿Por qué la francmasonería es un humanismo integral?”. También existen los Encuentros Pic de la Mirandole entre la GLDF y la GLNF.
Entonces, ¿qué importa más? ¿la regularidad anglosajona? ¿el reconocimiento? ¿O la fidelidad a los ideales de fraternidad universal, solidaridad y la utopía de reunir lo disperso? La iniciación masónica ofrece una espiritualidad individual y colectiva a quien sepa acogerla en sí y en el corazón de sus hermanos.
Cierro con las palabras de Roger Dachez (La Chaîne d’Union, 2012):
“Al volver sobre su gloriosa historia y frente al declive en Inglaterra y Estados Unidos, la francmasonería debe interrogarse sobre su futuro y sobre la oportunidad de revisar algunos de sus fundamentos y prácticas. Si más masones franceses, con menos certezas rígidas, recorrieran este camino, lo que hoy aparece como un conflicto desgarrador de la masonería mundial se revelaría como lo que realmente es: un malentendido que un nuevo ‘túnel bajo el Canal de la Mancha’ –intelectual esta vez– podría superar”.
Parvis extiende su agradecimiento a Fraternidad por su generosidad al compartir este artículo, que se publicó con la firma de Jean-Luc Vidal. Para realce de la redacción y los conceptos originales, y con la idea de amenizar la lectura, se agregó el énfasis de las negritas y las pausas de los subtítulos. Traducido del francés.
