
Desde principios del siglo XXI, Wikipedia cambió para siempre la investigación masónica. Los masones modificaron su forma de redactar planchas. Antes, un estudio sobre simbolismo requería largas horas en bibliotecas. También exigía consultar con hermanos experimentados. Hoy todo está a un clic. Pero esta facilidad genera desconfianza. Los Venerables Maestros escuchan con frecuencia un comentario revelador. Dicen: «Interesante, pero parece copiado de la web».
En 2025, la inteligencia artificial lleva esto al extremo. Supera las capacidades humanas en síntesis de contenidos. Modelos como ChatGPT o Perplexity generan planchas completas en minutos. Incluyen referencias históricas precisas. Desarrollan análisis simbólicos coherentes.
Un aprendiz puede pedir un texto sobre «La Cábala en la masonería». Obtendrá un resultado que rivaliza con un maestro. Surge la pregunta inevitable: ¿vale la pena seguir escribiendo planchas?
Lecciones de dos casos emblemáticos
El filósofo Raphaël Enthoven demostró algo muy atendible. En 2023, una IA obtuvo 11/20 en un ensayo filosófico. Enthoven logró 20/20. Celebró su triunfo como prueba de superioridad humana. Pero ese 11/20 ya era alarmante. Un año después, Hervé Le Tellier enfrentó a ChatGPT. La IA creó un relato corto coherente. Sorprendió por su narrativa fluida. Demostró poder competir con un escritor consagrado.
Estos casos muestran una tendencia clara. La IA progresa a velocidad exponencial. En 2023 logra 11/20 en filosofía. En 2024 rivaliza en creatividad literaria. Para 2026, una plancha masónica será ejercicio sencillo para una máquina.
La época de las planchas manuales podría haber terminado. Se impone aceptar esta nueva realidad. Así lo afirma Charles-Albert Delatour, en su artículo Adiós a vuestras hermosas planchas hechas a mano en la Logia… tendremos que pensar en reinventar la masonería, publicado en francés por el portal 450.fm.
El valor fundamental de la plancha
La plancha es pilar del método masónico. Es ejercicio intelectual y espiritual. Permite al masón trabajar su piedra bruta. Exige investigación, reflexión e introspección. En la logia, la plancha guía debates enriquecedores. Hermanos y hermanas comparten perspectivas. Este proceso encarna el ideal de unir a los dispersos.
Desde hace décadas, muchas planchas perdieron su significado. En obediencias orientadas hacia la acción en la sociedad, se volvieron exposiciones enciclopédicas. Temas de bioética o geopolítica desplazaron al simbolismo. Este debilitamiento habría facilitado el avance de la IA. La máquina aparece como alternativa eficaz. Ofrece resultados inmediatos y estructurados.
Un ejemplo concreto: la historia masónica de una ciudad
Afirma el autor que quien se imagine una plancha acerca del desenvolvimiento de la Orden cualquier ciudad, puede apelar a la IA para producirla en segundos. Incluirá los inicios con los fundadores, detallará la creación de logias importantes hace un siglo o más, analizará las tensiones filosóficas o ideológticas, etc. No dejará de mencionar a las figuras refulgentes, concluyendo con un enfoque de la actualidad, en una estructura precisa y bien estructurada.
¿Por qué un masón dedicaría tiempo a esto? La IA lo hace mejor y más rápido. La respuesta está en la esencia iniciática. La inteligencia artificial no puede vivir experiencias. No reflexiona desde la autenticidad iniciática. Una plancha basada en vivencias personales escapa a sus capacidades.
Testimonios como «Lo que el Rito me enseñó» conservan todo su valor. Exigen honradez emocional. Requieren reflexión íntima. Y, finalmente, ninguna máquina puede producirlos.
El problema actual
Muchas planchas son exposiciones basadas en información verificable y datos objetivos. No son relatos introspectivos. Esta es la verdadera crisis. Se habría perdido el rumbo del trabajo interior. La obsolescencia de las planchas es solo el síntoma. Muchas logias perdieron la centralidad del ritual.
El ritual es la esencia fundacional. Sus gestos y símbolos transmiten enseñanzas atemporales. Permite vivir experiencias interiores. Conecta -a su parecer- con el egrégor de la logia. Facilita el progreso en el viaje iniciático. Hoy el ritual podría ser una formalidad vacía. ¿Se volvió decoración folclórica? En algunos casos, hasta motivo de vergüenza. Esto es particularmente notable en obediencias con motivaciones sociales.
Si el ritual pierde significado y las planchas quedan obsoletas, ¿qué justifica la existencia de estas logias?
El último bastión
Las reuniones fraternales parecen ser el último gesto de cohesión. Pero sin la plancha como pretexto, el riesgo es grande. Se podría estar convirtiendo en un simple club de debate. Existen foros sociales más accesibles. La masonería debe redescubrir su valor diferencial.
Para sobrevivir en la era de la IA, Delatour propone volver a los fundamentos. El ritual y el simbolismo son esenciales. El ritual no es simple guión. Es experiencia vívida que involucra cuerpo, mente y espíritu. Ofrece lo que la IA jamás replicará: conexión profunda con el misterio. Comunión con hermanos y hermanas. Camino de transformación interior.
La restauración necesaria
Las logias -sostiene- deben restaurar el ritual en su lugar central. Formar oficiales en su correcta ejecución. Educar miembros en su significado simbólico, para revalorizar el trabajo en el simbolismo. Centrar el enfoque en temas atemporales. El simbolismo de las herramientas. La importancia de los grados. La reflexión sobre los números.
Las planchas generalistas quedaron obsoletas. Las centradas en introspección mantienen vigencia. Se deben fomentar obras como «Lo que el grado de maestro me enseñó». O «Mi experiencia en la cadena de unión».
Estas planchas representan antídoto contra la IA. Ninguna máquina puede producirlas. Fortalecen vínculos entre miembros. Promueven intercambio sincero y escucha activa.
Una convocatoria urgente
Necesitamos un gran debate o asamblea general acerca del valor de la plancha. Una suerte de congreso de debe reunir representantes de distintas obediencias, para reflexionar sobre el futuro de este ejercicio.
Es necesario -afirma el autor- redefinir la plancha como testimonio iniciático. Integrar la IA como herramienta de investigación. Dejar el análisis simbólico en manos del masón.
Formatos innovadores
También habría que crear nuevos formatos. Coloquios grupales. Meditaciones guiadas. Talleres prácticos de trabajo simbólico. La creatividad sería el límite a alcanzar, porque:
- La IA marca un punto de inflexión. Las planchas generalistas quedaron obsoletas. Esta crisis es también oportunidad.
- Redescubrir la esencia iniciática. Retomar el ritual. Enfatizar el simbolismo. Fomentar el trabajo introspectivo.
- Las obediencias centradas sólo en lo social deben cuestionar su supervivencia. Una gran asamblea de la plancha sería un primer paso valioso.
- La masonería debe reinventarse como lo que nunca debió dejar de ser. Camino iniciático. Búsqueda de la luz. Experiencia vivida de fraternidad.
Como dice el adagio: «Es en la adversidad donde cortamos la piedra tosca». Este desafío podría ser una gran oportunidad de renovación, culmina la reflexión de Delatour.
