La masonería actual conserva una red simbólica orgánica donde todos los usos, ritos y costumbres confluyen en un mismo objetivo: la comprensión y evolución del ser humano. A diferencia de lo que sugiere la tradición inglesa, que describe la orden como un «sistema de moral velado por símbolos», esta perspectiva amplía su alcance filosófico e iniciático.

Así se desprende de la disertación que brindó el escritor e investigador masónico Jorge Norberto Cornejo, durante una reunión que brindó el viernes pasado. Sucedió en el marco de la conmemoración del primer aniversario de la Federación Argentina de Logias Masónicas (FALM), ocasión en la que el especialista aportó una reflexión profunda sobre el papel del símbolo dentro de la Orden.

Los símbolos y alegorías -sostuvo- no solo ocultan, sino que también revelan significados profundos, por lo que el trabajo del masón consiste en interpretarlos de manera activa. Sin embargo, afirmó que algunos símbolos como la llave, que antiguamente representaba tanto el acceso a la logia como la comunicación entre hermanos, han perdido presencia en los grados básicos y hoy se preservan principalmente en los Altos Grados.

Un aniversario

La conferencia tuvo lugar en el salón VITRIOL, un espacio cultural habilitado por el Taller de Marco, una conocida tienda de atavíos, joyas masónicas y muebles y elementos de ritual, en calle Perón al 1200 de la ciudad de Buenos Aires.

La oportunidad fue propicia para celebrar que por estos días hace justamente un año, un grupo de emprendedores rescató del letargo a la FALM. La institución ha sido devuelta a la vida con el objetivo principal de recuperar y contener a masones alejados de la práctica. También se proponen abrir un lugar de intercambio y enriquecimiento mutuo para obediencias y logias autónomas.

  • Auditorio en salón VITRIOL, durante la exposición de Cornejo

Tras la tenida blanca, el presidente de la Federación, Fernando Mobili, agradeció a todos los participantes por la fraternidad vivida y el valioso salario espiritual obtenido, haciendo extensiva la gratificación especialmente a la presencia delegaciones de las distintas Grandes Logias y Grandes Orientes que se hicieron presentes.

Anunció al respecto que con este evento, la Federación ya avanza en su próximo objetivo estratégico: la creación de Federaciones Regionales que le permitan tener un contacto directo con los obreros en cada provincia y fortalecer así la presencia de la Orden en todo el territorio nacional.

Piedra bruta

Continuando con el hilo reflexivo de la disertación, según Cornejo el símbolo representa para el masón lo que la piedra bruta significaba para el cantero medieval: una materia hermética que solo revela su significado mediante el estudio perseverante. Esta visión enfatiza que la masonería constituye un sistema iniciático cuyo método de enseñanza y aprendizaje se fundamenta en el simbolismo, superando así definiciones reduccionistas que la limitan a un simple sistema de moral.

El conferencista es autor de una enciclopedia del REAA de cinco tomos (disponible en librerías) y prolífico productor de materiales digitales de instrucción masónica, incluso también en los últimos tiempos de otras corrientes rituálicas. Además, ha colaborado con Parvis.

Simbolismo arquitectónico y enseñanza espiralada

Según el disertante, la masonería erige una ciencia especulativa sobre las bases de un arte operativo, utilizando términos y herramientas de la arquitectura con fines éticos y humanistas. La geometría, considerada madre de esta disciplina, ofrece figuras como triángulos, círculos y cruces que facilitan la comprensión de conceptos filosóficos.

Este enfoque se complementa con una enseñanza espiralada, donde cada grado iniciático representa la cima de una etapa y, a la vez, el germen de la siguiente. Todo símbolo es polisignificante, lo que permite estudiarlo en múltiples niveles o capas sucesivas, siempre bajo el principio de la conjunción de opuestos complementarios.

Los niveles de interpretación simbólica

También indicó que el simbolismo masónico se expresa a través de tres grandes categorías: símbolos visuales como el templo y el cuadro de logia, símbolos orales que incluyen palabras y diálogos rituales, y símbolos corporales manifestados mediante signos, toques y posturas. A su vez, cada elemento admite distintos niveles de lectura.

El templo, por ejemplo, puede interpretarse de forma literal como el universo perceptible, alegóricamente como las fases de la vida humana, o simbólicamente como una obra creativa o un campo metafísico. La belleza, otro símbolo recurrente, abarca desde la experiencia sensible hasta las ideas platónicas, adaptándose a la vivencia personal de cada obrero.

La vivencia activa de los símbolos

La verdadera comprensión de los símbolos no surge de un estudio superficial, sino de una apropiación activa y vivencial por parte del iniciado, afirmó el expositor. Herramientas como la plomada, cuyo nombre en hebreo se relaciona con la individualidad y la búsqueda del yo verdadero, ilustran cómo cada símbolo invita a la introspección y al crecimiento interior.

Los diálogos y las palabras sagradas funcionan como medios mnemotécnicos que estimulan la reminiscencia y la imaginación. Por ello, el aprendizaje masónico no se limita a un período concreto, sino que se extiende a lo largo de toda la vida. Solo tomando el mazo y el cincel con decisión, es decir, solo mediante el esfuerzo interpretativo constante, el masón puede transformar su piedra bruta interior en una piedra cúbica pulida.

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Un comentario en «Alcance de lo humano en el simbolismo y los rituales»

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