
La masonería francesa estableció el Rito Francés llamado Regulador a finales del siglo XIX. Este sistema ritual presentó una notable diferencia respecto a la costumbre extendida de realizar los juramentos iniciáticos sobre la Biblia. Los rituales de aquel período, recogidos en documentos como el Regulador del Masón (1801), omitieron la presencia del texto sagrado en el altar, un detalle que los distinguía de sus antecesores y contemporáneos. La omisión subraya la esencia no confesional esta práctica, también conocido como Rito Moderno o Rito de Fundación.
